Siempre pensamiento de la libertad de
expresión del alma, de los sentimientos, de no fingir, con la
mirada, sorteando suerte de que algún día mirarás y solo verás
esa imaginación en tu pensamiento, para sonreír siempre con la
magia que transmites, darme esa oportunidad de saber que sientes que
la sonrisa que me contagia, que la mirada envuelve en el sortilegio de la
fortaleza de comprender que a veces el destino nos conlleva a sitios
que jamás imaginamos, sueños, barbaridades, odio, furia...
Emprender sin
esperar, una palabra clave, dando razones para creer que la vida será distinta si entre todos la reconquistamos,
esperando esos pasos de alzar, en los paisajes que quieras, magia, en la
envoltura de los caminos, en las chispas de las carcajadas, entender,
que en la vida existen estos grandes momentos imborrables, para
siempre, sin necesidad desalojarlos de los pensamientos.
Algunos bellos, otros dolorosos, donde la furia y la razón emprenden el camino de la lucha, no existen gladiadores que ganen o pierdan, siempre pierde quien cree haber ganado, quien comienza la guerra comienza el odio, no amparado en un buen camino, no servirá el dolor causado, será su propio enfrentamiento con sigo mismo, con el interior.
Misteriosos sentidos de una vida llena de acontecimientos, sin preservar las intensidad de los momentos de los demás, no observamos al prójimo, no luchamos juntos, simplemente miramos hacia el otro lado.
Seguir en ella conlleva compartir, ayudar a quien lo necesite, amparar a los más débiles, los niños, a no desear sentir reacciones, que seguramente serán ciertas o no, dependiendo de quien la disfrute. Ellos son nuestro futuro y nosotros tenemos el deber de enseñarles los mejores valores desde su nacimiento.
No importa cuanto tengas, o cuanto sepas, sino cuando das, o cuanto compartes, los estudios dan educación y prestigio, pero sin lo más básico, los valores, no servirán para ir por la vida. Si por ella vas amparando las desgracias del prójimo, sin desear nada a nadie, se recoge lo que se siembra, y cuando uno siembra odio recoge tempestades.
Todo un camino lleno de grandes tropiezos, donde cuando caemos debemos levantarnos, aprender de los errores, porque nadie es perfecto, todos nos equivocamos, el honor es de saber admitirlo y pedir perdón cuando es necesario.
Limitar en la vida, en sortear las mejores palabras para disfrazar la realidad, sublimemente difícil, observar como nos vamos deteriorando, día a día, sin aportar nada, sin vivir, simplemente nos levantamos cada día porque existimos, porque servimos para hacer muchas cosas, pero.... vida de vanidades, donde lo material es lo importante... cuando la realidad y lo mas importante es lo que tu das, sin necesidad de tener riquezas, simplemente con escuchar, con pequeños gestos que al final son grandes logros.
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