El ultimo adiós en la estación del tren,
tres pasos sin mirar atrás,
un silencio arrollador.
Si fuera valiosa
continuando el trayecto
miro la calle de enfrente
sin contemplar el presente.
Bostezo un aire empañando el cristal
cierro los ojos, sin respirar
pienso que más dá.
Tiemblo de sufrir,
viajo en la mente,
buscando las palabras
que meditan mi ausencia.
Suspiro, pienso, omito,
sin concentrar ese instante,
despierto, y veo la cara,
aquella de aquel lado.
Instantes eternos,
en un pasado,
un día afortunado,
cojo el reloj y lo paro.
Recorreré el pasaje
de ese tren, para ver a los pasajeros,
día tras día para imaginar
de nuevo tu rostro.
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