Mis palabras sin dueño
amanecen sin sol.
El perdón sin buscarlo
ahogando las penas
entre salinas estancias.
El precio de la sensatez
acumulando la soledad.
Un barco que zarpa
sin dirección volviendo a aprender la vida.
poco a poco.
Contemplar cara uno de los despertares
dibujar con un pincel en tu mirada.
Si las mentiras contaran
seguramente en mi paraguas
cubrirían destellos de dolor.
Partirá la paz
y el sosiego de este barco
sin promesas.
Llegará el olvido
dejando la vida,
desnudando mi alma sin voz.
Susurraré al mar,
ese lugar que existe entre tú y
yo
volveré a la rutina,
sin ti, y sin el alba del amanecer.
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