Ella hizo las maletas en una parte de su vida
olvidando las similitudes de acoples inmejorados.
Él cerró la caja donde surgía la magia
y respiró profundamente,
alentando el adiós.
Era la voz si dueño
que hablaba de sí mismo
consiguiendo el valor de volar
para perderse.
Ella era sutil energía
qué inspiraba cualquier boceto,
cuerpo cubierto de sedas de colores.
Ella era la mágica nota de música
que sin pedir que suene
permanecía siempre en el pensamiento.
Él era discreto, apasionado e involucrado
en pinceladas con sentido,
el amparo de sus letras y también de los suspiros.
Él templaba sus ojos, olvidando lo demás, acoplando el tiempo,
un gran maestro todo llega en su momento.
Lucha por lo que ama que es ella.
Ella huía de su pasado aun pensando estar ausente,
pero el presente le aturdía,
pequeñas palabras anonadas
sin sentido hicieron perderse las tentaciones.
Él era fuerte, el amor acompañado dulce,
sólo a veces y frío como un relámpago en un rincón desamparado.
Ella quería las letras, su ímpetu al escribir,
ahogar sus penas en su torso sin decidir.
Ella buscaba la pieza de la estabilidad
en el manejo de los sentimientos.
Él el timón del barco, ella la luz que le guiaba,
el lugar sin destino, sólo la indecisión.
Muy bueno Mar, saludos y gracias por tus letras!!!
ResponderEliminarGracias Carlos por tu comentario, me alegro que te gustara. un saludo
ResponderEliminar