No estoy loco, me mata poco a poco,
la verdad de los ojos
junto el sabor amargo roto de esa copa.
No queda calor, sino frio en las palabras,
mi corazón volvió a dejar de latir por ti.
Caminaba por el verde de aquel parque
y la mirada se me caía del aire que me faltaba
al respirar.
El mar, templado, la brisa asustando
la camisa sin botones, recordando
el esquive de las caricias.
Perdido sin hablar, siento la soledad
poco a poco, hundiéndome en la
misma habitación.
Cierro los ojos, y bajan por mi mente
tu mirada sin dejar de pasearse por la
estancia, qué hacer….
Dejaré la puerta abierta, entre esta
soledad y tu sonrisa.
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