Hoy ríes, donde cae la hoja del otoño que se acerca,
corazón como una marioneta
volteretas de palabras, en control de no escuchar.
Borro la luna que parpadea en esta ventana
el alba amanece con la tenue brisa de la escarcha.
Las huellas que se dejaron en la celda del camino,
ahogando la marea de las estrellas, girando las agujas
de un reloj, parando el tiempo.
Deja, me alimento del aire que me sustenta
no digo, escribo, palabras entre tenues momentos.
Que se pare la vela que alumbra esta estancia
delirio de letras con sueños, de miles de vuelos,
de vencer las mentiras.
Encontrar la suerte, aquella que nos lleva al destino
predestinado, lo demás no importa,
navegamos a la deriva, un suspiro en el amor
de la vida, vagando las palabras como sombras perdidas
en el callejón de cualquier calle.
Dejaré de buscar el lugar perfecto, sentiré la suerte
que me otorga la observación,
las miradas de cumplir la sensación.
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