Yo esperaré a que pase el tiempo
sumergiendo los ojos entre lágrimas,
rezando que no te cruces en mi camino
porque tu vida se desplomará.
No te llamaré, simplemente esperaré
a que vuelvas, y a los ojos mirarte
contemplar como el desplome
de mis palabras te quiten ese pedazo de alma,
que aprovechaste de mi debilidad.
Juegos cruzados, de donde dice digo
pusite oigo sin oir, llamadas entre bambalinas
corcurriendo a la rebeldia.
Volveré y volverás,
entonces dejaré palabras,
dejando la luz apagada, y entre
esas sombras seré tu sueño o pesadilla.
Donde las cosas se hacen por devoción,
donde cuestionar es tu razón,
en la sombra de un faraón,
que oculta la cara.
Jugando a ese juego de palabras
antes miles de sombras cruzadas
entre la cobardía de la incertidunble.
La vida es larga
y rebota cuando menos lo esperas,
seré o no, mejor o peor
pero sin aprovechar la
cobardía de emsable de una mujer.
Gritaré si hace falta, no soy sumisa
me acostumbré a la dejadez,
de la impertiencias de tu voz.
Dejaré pasar el tiempo,
y cuando la tempestad esté en calma
correré dándote ese lugar que tanto anhelas.
Un espacio vacío, en la nada.
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