Amanecí en la playa con las miradas de
las sirenas
enfocando el lápiz impregnando el papel.
Bajando la mirada tímida letra a letra
envolviendo la historia simple que te
arropa.
Un libro secreto que esconde
la sabiduría de la presentación de tu
vida.
Cierra los ojos y dime cual es el secreto
de devorar día a día tu gentileza
de las descripciones más infinitas,
los pasos sencillos y concretos sin atabalar.
Inmensidad de colores, sabores, esencias,
acopladas en un reto, conseguido.
Suena la gota que desliza esa copa,
correrás a sentir su aroma
su textura, su impregnación en el
paladar,
decorarás el mejor de los platos para
armonizar
esa entrada en sublime y colocándola en
el panel de mira.
Recorre el camino de metas, con miles de
piedras,
levantándose en cada una de ellas sin
mirar atrás,
los valores y la fortaleza asimilaron ese
camino
desbordando la simpatía que amanece en su
entorno.
Volaron las nubes pasajeras,
sin ausentarte, dejando el viento de lado,
sin preguntar respondes
por lo aprendido y quedando
palabras por recordar
en el fascinante mundo de tu nombre.
A Javier Gila, el recorrido de la
similitud de la sencillez.
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