Asumí la realidad en cada uno de los días vividos, manifesté mis opiniones sin ser apropiadas o no, simplemente el esquema de la observación.
Admití que las personas seguimos siendo partidarios del interés propio, que te utilizan para sus propósitos, te decepcionas muchas veces cuando descubres la realidad que a veces nos quieres ver.
Mis pasos son mis letras, mi voz la experiencia, mi corazón la inquietud en los demás. Sigo levantándome cada día con el ímpetu de transmitir, dejando al final del vagón a todos lo que utilizaron los pequeños gestos para enriquecer su estancia, sus momentos, olvidando completamente las procedencia de los mismos.
Calculé, conté, sufrí y lloré con las decepciones tan cercanas, aprendí que quien da siempre recibe y quien coge por interés acabará quizás en ese espacio de la soledad en la vida, corriendo el riesgo de engañarse a si mismo, en el peor de los juegos que al final queda como en un gran partida de Black Jack.
Deberíamos mirarnos a nosotros mismos, nuestros hechos, virtudes y defectos. La ansiedad de conseguir lo ajeno, las miradas y palabras poco desencadenadas en impropias carecen de sentimientos, vivir en un mundo donde el peor de los pecados es de libre adquisición, LA ENVIDIA.
Continuaré siendo yo, con lo bueno y lo malo, admitiendo que no todo es como el tren donde subo y bajo.
No juzgaré, no soy quien para hacerlo, aportaré y a aquellos que se sintieron propietarios de lo que hago, de lo que siento, de lo ajeno, a ellos precisamente les invito a reflexionar.
No puedes pretender ser sin dar, el materialismo acaba siendo la soledad, si te dan sin pedir, afortunado o no simplemente agradecerlo sin más.
La vida es como una noria donde nos rodeamos de grandes momentos, unos nos llevan al éxtasis de la alegría, otros a la decepción y las lágrimas.
Sigo sin acostumbrándome como cada día aparecen escenas en un tapiz empolvado, observando la ingratitud de los humanos supera muchas veces la realidad de las historias.
Invito a todos a mirarse reflejados en los demás, en ese espejo que evitamos siempre por miedo a ver la realidad, no existe la perfección, pero podemos ampliar nuestros valores, si en tu propia persona vivieras lo que haces a los demás, la historia cambia completamente.
No hay mejor medicina que una sonrisa, las buenas palabras, los valores, las raíces que te hacen florecer en la vida, sin todo esto realmente no hay nada.
Una sonrisa para ti y un seguidor más para tu blog.
ResponderEliminarBesos desde Canarias.
Gracias Fernando por tus palabras un saludo desde Barcelona
Eliminarno hay canción Faty, es una reflexión de jorge bucay, a no ser que te refieras a la música de fondo de la web. Qué son es un recopilatorio de canciones. Gracias por tu comentario
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