Comienza al alba la mañana
aunque me dejé hoy enredada
entre sabanas
adormecida de la noche
sin salida a los pensamientos.
Bailaba como la mejor
bailarina
pestañas viendo el mundo florerer,
dejando caer las manos
recogiendo el agua de la lluvia.
Quizás en una apartada
en un lejano
horizonte
fui la princesa envuelta en sus velos.
Danza a los
movimientos,
era ella y no sonaba esa melodía
que siempre la
invade.
Arenas finas en el espacio de la esencia.
un rayo de luz en un apartado lugar.
Valentia de una sirena enredánndose en la arena,
labios mentolados de esencias,
mordiendo la vida,
los amaneceres, sin madrugar.
Sacando las palabras entre gotas,
juntando las voces,
lágrimas en descenso sin nombre.
Confusiones en la libertad,
palabras enlazadas en un valle.
Era turbia esa mañana añorada,
bajo la lluvia cubriendo la cara,
encontrando el lugar ansiado,
ella las roza sola con sus pies.
Deja sus privilegios a un lado,
Deja sus privilegios a un lado,
para volar en su suspiro,
hace poco que ha
llegado
siente que necesita su respirar.
Es culto a la vida, palabras, sentidos sin ellos,
es un caballero de
una gran cruzada,
llegado de la nada para invadir el espacio.
Palabras, sin nombre, la confusión
llegando siempre hasta el final,
peinanado al aire, llegarán los tiempos
los intensos imperios, las conquistas,
los misterios y los secretos.
Sólo quedará lo que queda en el aire
lo que no se toca, lo que no se alcanza,
sin ley, sin poder, solamente la palabras.
Aquello que recuerdes de lo vivido,
cuando ya no estesmos,
lo conseguido, lo ofrecido,
la esencia como ese despertar
en una eternidad.
© 2012. Esencia de Háfida., © Mar Galván,
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