Consciente
de los momentos asome la mirada a tu regazo,
aprendiendo a mirarte,
observando
cada gesto por minúsculo que sea.
Paso
las horas revoloteando a tu alrededor,
cumpliendo mis promesas de protegerte en
todo los momentos.
Llegaste
a mi vida, con lágrimas de desesperación,
un latido que se apagaba, en ese
instante,
un desgarrador dolor.
No
sentía, no oía, ese llanto tan anhelado,
sufría por verte.
Preguntas sin
respuesta en ese espacio tan frío,
no hay dolor, solo la desesperación por oír
tu voz.
Suena
el canto de un llanto a lo lejos,
después de tanto tiempo,
eras tu en la
letanía,
mis lágrimas se vuelven alegría.
Tiempo
pasado como un eterno invierno,
esos minutos, hasta que te arrope en mis
brazos.
Sufridora
desde el principio,
fuerte y luchadora,
conseguiste llegar a mi destino,
abrazándome con tu mirada,
y yo con la mía.
Momento
único, jamás olvidado,
en el se enzarzaron nuestras vidas,
para siempre.
Tu
serás mi elixir de esperanza en mi vida,
yo la que te arrope en cada noche,
cada día envolviéndome con tu sonrisa,
recordando la primera cuando viniste a
la vida.
Tu mi
princesa “Laia”
has llenado todos los huecos en mi,
para siempre.
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